jueves, 29 de agosto de 2013

Prácticas laborales en la empresa desde una perspectiva de gestión socialmente responsable según las normas ISO 26000 y SA 8000


Desarrollo sostenible, responsabilidad social y normalización

El desarrollo sostenible es un concepto ampliamente aceptado hoy en día, el cual desde 1987, año en el que se publica el término dentro del informe Nuestro Futuro Común (elaborado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas), ha ido calando cada vez más en la visión sobre la forma adecuada de realizar negocios en el mundo.


En el informe citado, el desarrollo sostenible es definido como: “el satisfacer las necesidades de la sociedad respetando los límites ecológicos del planeta, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades”.

Es decir, es un concepto que llega para cambiar la visión económico-financiera del progreso basada en un supuesto de inagotabilidad de los recursos, por otra en la cual los recursos del planeta se consideran finitos, y por tanto su uso desmedido compromete el bienestar de generaciones venideras.

El concepto se detalla por medio de un triángulo de sostenibilidad, en el que tres dimensiones de desarrollo (ambiental, social y económico) interdependientes se combinan y generan un equilibrio que permite el bienestar.

Vinculada fuertemente con el concepto de desarrollo sostenible, la responsabilidad social es una variable que, como lo señala la norma ISO 26000, ubica a la organización como su centro de interés y se refiere a las responsabilidades de dicha organización con respecto a la sociedad y al ambiente.

La responsabilidad social será entendida entonces como el reconocimiento de que las empresas son actores clave en el desarrollo sostenible de los pueblos y por tanto comportarse como “buenos vecinos” dentro de su esfera de influencia, además de “actores proactivos” en relación con las partes interesadas vinculadas a su quehacer.


Desde hace varios años, muchas normas internacionales, regionales o nacionales han sido establecidas con el fin de apoyar a las empresas en el trabajo de las variables de responsabilidad social y lograr así un éxito que lleve a la empresa a una sostenibilidad real, más allá de la visión economicista.


Dentro de los modelos normativos más conocidos se hallan la norma ISO 14001 asociada con la gestión ambiental empresarial, la norma OHSAS 18001 relacionada con la gestión de los peligros y riesgos laborales, o las normas de la IFC referentes a la sostenibilidad socio ambiental de proyectos.

Paulatinamente, muchas empresas han sabido incorporar en sus actividades variables de gestión de la calidad, el ambiente, la seguridad u otros factores, una vez entendido que el desarrollo sostenible requiere también de su contribución socialmente responsable. Sin embargo, la aceptación de la dimensión triangular de sostenibilidad incluye aspectos sociales como los derechos humanos y las condiciones de trabajo, los cuales no siempre han sido comprendidos por las empresas como parte de su quehacer proactivo.


Prácticas laborales en ISO 26000 y SA 8000: criterios para el sector empresarial


ISO 26000 y SA 8000 como se mencionó en párrafos anteriores no son los únicos modelos que manejan conceptos de prácticas laborales. Por ejemplo, modelos en sectores agrícolas o industriales tales como Rain Forest Alliance, WRAP, FLA, Better Work, entre otros, consideran estos aspectos laborales.
Sin embargo los dos modelos citados tienen características diferenciadas en relación con otros:


La norma SA 8000 fue la primera que organizó los derechos humanos laborales fundamentales en la forma de un sistema de gestión para que fuera comprensible en el lenguaje empresarial, por tanto merece la pena analizar su conceptualización, especialmente si se desea incentivar que las empresas adopten esos conceptos como parte de sus estrategias de mejora continua.


Por su parte, la ISO 26000 aunque no es un sistema de gestión sino una guía de buenas prácticas, representa el documento normativo de la ISO más exitoso dados los niveles de participación de expertos, discusión y partes representadas durante sus años de creación como documento internacional. Además, es el instrumento más completo dirigido al sector empresarial en cuanto a detalle y cantidad de temas incluidos en un solo texto, por lo que resulta muy útil como mecanismo de chequeo de prácticas responsables.


 

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